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Este viernes 4 de julio terminó el Capítulo Provincial Chile-Paraguay. Con este hito se deja atrás la división administrativa de territorio y se vuelve a provincia, así como también se reemplaza la coordinación territorial, que estuvo a cargo de la hermana Irene Arias ss.cc. y se vuelve a un gobierno provincial a cargo de una superiora y un consejo.
Durante el último día se aprobó el proyecto de la provincia que iluminará el caminar de la congregación y las comunidades los próximos 3 años. En el plenario final, Patricia Villarroel ss.cc., superiora general y Noemí García ss.cc., consejera, dirigieron unas palabras a la asamblea y luego lo hizo la nueva provincial, Soledad Molina ss.cc. quien dijo asumir con humildad este servicio: “Terminado el Capítulo nos queda como tarea animar a nuestras comunidades para avanzar juntas en los desafíos que nos presenta la fraternidad, la integración entre las hermanas de Chile y Paraguay y el liderazgo sinodal. No nos cansemos de pedirle al Espíritu que nos siga acompañando. Empiezo este servicio con la certeza de que el Señor me acompaña. Conozco mis fortalezas y las pongo a su servicio. También estoy consciente de mis debilidades, pero creo que el Señor sabrá construir desde ellas. Desde la claridad de mi pequeñez, quiero agradecerles la confianza que han depositado en mí. Asumo el servicio de acompañar la provincia, lo acojo con humildad y confío en el apoyo del consejo y de cada una de ustedes”.
El capítulo terminó con la eucaristía, que fue transmitida por las redes sociales de la provincia, en la cual se hizo un signo de envío al nuevo gobierno y una emotiva acción de gracias por el trabajo de nuestra hermana Irene que asumió la responsabilidad el año 2018, cuando Patricia Villarroel fue elegida superiora general en Roma, y luego fue elegida coordinadora territorial en dos ocasiones.
En sus palabras, Beatriz Montaner ss.cc., reconoció la presencia amorosa de Irene en medio de las hermanas y las comunidades: “Hoy queremos hacer una memoria agradecida por nuestra Coordinadora del territorio, Irene. El Señor ha puesto en medio de nosotras a una mujer de Dios con fe firme cuyo testimonio nos ha sostenido, animado y acompañado en estos años de servicio. Agradecemos su dedicación permanente en este servicio de hermana mayor siempre presente y a la escucha de quien la ha necesitado. Agradecemos su fortaleza y sabiduría. Nos ha sensibilizado en el cuidado de la casa común y también a estar con los que más necesitan. Guárdala Señor, en tu corazón de Padre”.