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Durante la tarde romana de este domingo 1 de septiembre, casi un centenar de hermanas y hermanos celebraron la eucaristía inaugural del 37º Capítulo general de las hermanas y la versión 40 de los hermanos que se celebrará hasta el domingo 22 de septiembre en la casa Villa Aurelia, en Roma.
Desde Chile participan las hermanas Irene Arias ss.cc., Superiora Territorial, Mónica Jiménez ss.cc. Superiora Zonal, y las capitulares escogidas Susana Dumrauf ss.cc. y Carmen Gloria Mancilla ss.cc.
En la eucaristía inicial, Patricia Villarroel ss.cc., Superiora General, comenzó sus palabras recordando que este es un nuevo impulso para la congregación. “Los dos lemas que acompañan nuestros capítulos, le dan el tono, el marco y el sello de lo que serán nuestros encuentros. Las hermanas; “Caminando juntas en fidelidad y esperanza”, estamos invitadas a continuar el camino de más de dos siglos de oración silenciosa, de viajes misioneros y de servicios apostólicos. Es una llamada a fortalecer la comunión y la escucha fiel al espíritu, con la esperanza de quienes no olviden nunca, que la obra es de Dios y que él la lleva hacia delante. “Ensancha el espacio de tu tienda” les dice el señor a los hermanos, con una vieja invitación de Isaías en el nuevo contexto de la iglesia, donde la tienda es el espacio de la participación, la comunión y el espíritu misionero. Es el corazón que se ensancha para la acogida, la interdependencia, la colaboración entre todos, revitalizando el espíritu de familia misionera. Unas y otros tenemos la gran responsabilidad de orientar los próximos seis años de la vida y misión de la congregación, dejémonos iluminar por el Espíritu Santo”, les animó.
En su homilía, Alberto Toutin ss.cc. propuso tomar la palabra escuchada por tres caminos que ayudarán a disponer el corazón para los capítulos: “El hoy de nuestro mundo, de nuestras sociedades e iglesias desde donde venimos, es complejo. Es precisamente en este hoy, donde Dios quiere mostrar su cercanía cada vez que lo invocamos, cada vez que lo buscamos y lo escuchamos juntos. Y cuando lo asumimos y lo traducimos en decisiones para nosotros, entonces y solo entonces, descubriremos su poder transformador haciendo de cada uno de nosotros, esos hombres y mujeres más sabios, más inteligentes y más justos”.
Luego añadió que la palabra nos engendra y da vida nueva: “En una imagen fuerte, es una palabra injertada en nosotros para que entonces esa palabra despliegue su poder transformador. Lo único que pide esta palabra es que la dejemos actuar en nosotros y colaboremos con ella, siendo más ejecutantes que meros oyentes”.
Por último llamó a hermanas y hermanos a no temer a la tensión en las discusiones que se den en los capítulos, pues las tensiones sin signo de vitalidad, y que para resolverlas “nos ayudará la actitud de Jesús a no escamotear las tensiones, ni suavizarlas, sino sobre todo a visualizar dónde está el punto central, radical. Y creer que todos somos capaces de entender, de matizar la posición, sobre todo con esa pregunta que Jesús dirige al corazón de cada uno: ¿con qué actitud escucho a mi hermano o a mi hermana? ¿Y en qué posición?”
La mañana del lunes 2 de septiembre Chile tuvo a cargo la oración, en la que participaron, además de las hermanas, los hermanos chilenos presentes en el capítulo, Sandro Mancilla ss.cc., Provincial y Alex Vigueras ss.cc., capitular. Luego, divididos en 12 grupos pudieron compartir dos experiencias que han marcado sus vidas, para después compartir las expectativas, sueños y miedos con los que llegan a este proceso de discernimiento, usando el método de conversación espiritual.
Nuestra hermana Susana, quien nos reporta directamente desde allá, dice que una de las cosas “que más rescato en esta experiencia hermosísima es el tema de la internacionalidad, porque ahí podemos ver cómo la congregación ha ido creciendo en comunión. Una ve rostros africanos, asiáticos, latinoamericanos y europeos, y lo más bonito es que estamos hermanados; no hay signos visibles como banderas o cosas que nos separen. Los únicos signos son los símbolos de ambos capítulos, la Virgen de la paz y una vela que nos ilumina. Aquí constatamos la comunión, la disponibilidad y la apertura de nuestros corazones a la escucha del Espíritu”.