Publicado
Estamos felices. María Cecilia Crosa Rivarola y Raquel Arami Ayala Alarcón, jóvenes paraguayas que iniciaron hace unos meses un camino de discernimiento vocacional y experiencia comunitaria en Asunción junto a nuestra Congregación, han dado un nuevo paso y han ingresado formalmente al pre noviciado de los Sagrados Corazones.
Este hito ocurrió este jueves 1 de mayo, día de San José Obrero, en una celebración eucarística en la capilla de la Casa de Espiritualidad “San Damián de Molokai”, en Ciudad del Este. Previo a esto, ambas prepararon su corazón en un retiro de dos días; tiempo de silencio, oración y escucha interior, fundamentales para dar este paso con libertad y confianza.
Ellas mismas nos dicen que “la entrada a este camino de formación ha sido la respuesta a una llamada que el Señor ha puesto en nuestros corazones. Aún sin entender mucho, y con mucha fe empezamos la experiencia comunitaria y luego dijimos que sí a iniciar la formación. Hoy iniciamos este proceso con un gozo tremendo en el corazón. Con alegría, le decimos a Jesús: ‘Aquí estamos, gracias por habernos llamado’. Y este llamado que es pura gratuidad, pura gracia. Agradecemos a la congregación por acompañarnos, acogernos y ayudarnos a responder a un amor más grande desde el carisma de contemplar, vivir y anunciar el amor de Dios”.
Durante la celebración se expresó que “iniciar el proceso de formación religiosa implica favorecer el crecimiento integral de la persona, clarificar motivaciones y seguir discerniendo el llamado de Jesús en el marco del carisma de los Sagrados Corazones de Jesús y de María”.
Como signo de sintonía, Cecilia y Raquel recibieron el símbolo de los Sagrados Corazones, que las acompañará durante esta etapa.
Quienes pudieron acompañarlas, las acogieron con un abrazo fraterno, signo del cariño, cercanía y comunión que caracteriza a nuestra familia religiosa.
Cecilia y Raquel vivirán esta etapa de formación en la comunidad de Presidente Franco donde serán acompañadas por Paola Reyes ss.cc. y la comunidad conformada por las hermanas Evangelina Villalba, Fátima Espinosa y Celsa Medina.
Damos gracias a Dios por la vida y vocación de Cecilia y Raquel, y seguimos acompañándolas con nuestra oración confiada, esperando que el Señor lleve a término la obra que ha comenzado en ellas.