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MUJERES EN LA HISTORIA

Henriette Aymer de la Chevalerie

Nace en Saint-Georges-de-Noisné, el 11 de agosto de 1767. De familia aristocrática fue formada según las posibilidades que poseían las mujeres de su época. En contexto de la Revolución Francesa, es detenida junto a su madre en 1793 por proteger y esconder a sacerdotes perseguidos. Encarcelada, comienza una vida religiosa. Es en esos álgidos momentos de la historia que conoce a Pierre Coudrin y comienza una relación que dará como resultado la fundación de la Congregación de los Sagrados Corazones la noche de Navidad de 1800.
Su causa de beatificación se encuentra abierta en Roma.

Cleonisse Cormier

“Nunca se había visto religiosas enseñando a la juventud en pensionados -escribía en su diario Cleonisse Cormier al abrir el primer colegio de los Sagrados Corazones de Valparaíso el 8 de diciembre de 1837 -nunca, sin duda, se había oído decir que las religiosas atravesaran los mares para ir, como los misioneros, a ganar almas para Dios” (Pérez Walker, María del Carmen. Las religiosas de los Sagrados Corazones de Chile. 1838-1906).

Zenaide Lorier

(Tomado del libro “Presencia de la Congregación de los SS.CC. en el Ecuador, 1862-2011, de Alicia Espín ss.cc.)
Fue la octava Superiora General elegida en Picpus el 24 de agosto de 1948. Nació en Fontaine- Couverte- Mayenne- Francia, el 20 de febrero de 1891. Creció en una familia cristiana. Tuvo también dos hermanos sacerdotes. A los 14 años entró en Picpus, acogida por la hermana Clara Pécuchet, Superiora General. Su maestra de novicias fue Benjamina de Noual de la Billiais, quien sería después también Superiora General.
El 4 de agosto de 1911 hace sus votos perpetuos. Al llegar a Santiago de Chile se dedica al servicio de la juventud durante 24 años, compartiendo de corazón y de espíritu, sus cualidades y talentos de educadora para formar las inteligencias y los corazones a la vida cristiana.
El 13 de Febrero de 1935, la obediencia la llama a Bolivia, es nombrada Superiora de la Paz. En su nuevo campo de apostolado, despliega su dinamismo al servicio de la Comunidad y de la obra educativa, descubriendo su liderazgo y cualidades de gobierno, pues sabe unir firmeza y bondad. En 1942 es llamada a Santiago de Chile, su país de adopción. Siempre entusiasta prodiga en su entorno toda su inteligencia y su tacto.
En el Capítulo General de 1948, el 24 de agosto es elegida Superiora General. Ese Capítulo General decidió lo que tantas veces había pedido Roma. Dividir la Congregación en Provincias. Se formaron 7 provincias: Francia, Casa provincial en Rennes; Inglaterra, en Weymouth; Bélgica y Holanda, en Tongres; España en Madrid; Ecuador y Colombia, en Quito; Perú, Chile y Bolivia en Lima; y Hawai, en Kaimuki.las Casas de Roma, Fairhaven-USA y Chambly, Canadá, seguían dependiendo directamente de la casa-Madre de Picpus. La nueva Superiora General empezaba su mandato con gran complejidad, con energía y competencia. Estaba en proyecto la aprobación de la Nueva Regla.
En el Capítulo General de 1964, Zenaida presenta su dimisión el 7 de julio y es aceptada por Roma. Luego de esto, prestó otros servicios en humildad y silencio. Murió el 15 de octubre de 1977 en París.

María del Carmen Pérez Walker

Nació el 2 de abril de 1932, ingresó al noviciado en 1952 e hizo su profesión perpetua el 15 de agosto de 1956 en Viña del Mar, Chile. Se tituló como licenciada de filosofía y educación en la Universidad Católica de Valparaíso en 1962. Estudió, investigó y escribió sobre la historia de las religiosas misioneras de la Congregación.
Impulsó, a lo largo de su servicio religioso, numerosos proyectos de beneficencia, para lo cual creó, con sede en Santiago, la Fundación de los Sagrados Corazones. Desde esa instancia se administraban tres espacios de solidaridad: el centro abierto del adulto mayor Padre Damián de Molokai, la sala cuna y jardín infantil Reina de la Paz y la residencia Nuestra Señora de la Paz que atendía a niñas y adolescentes derivadas por los tribunales de familia.
Fue Superiora Provincial entre los años 1984 y 1990. Trabajó en Conferre, siendo elegida 1ra Vicepresidenta entre los años 1984-1987 y miembro de la junta entre los años 1987-1990. En la visita de Juan Pablo II a Chile fue quien saludó al papa a nombre de los religiosos de Chile en el templo Votivo de Maipú.
“En tiempos de dictadura impulsó varias actividades en favor de los derechos humanos. La recordamos como una mujer de vanguardia y valentía, junto a esto de una religiosa de oración, escucha, alegre, optimista, respetuosa, sencilla, fraterna”, declaró la Conferencia de Religiosos y Religiosas de Chile en el momento de su muerte.

Su trabajo incansable por los más sencillos la transformó en uno de los referentes de la congregación y por eso su figura es recordada con profunda admiración y gratitud. Murió el domingo 18 de noviembre de 2018. Con motivo de su pascua, la superiora general de la Congregación de los Sagrados Corazones, Patricia Villarroel ss.cc. envió un sentido mensaje a sus hermanas religiosas:

Queridas hermanas,
Se pueden imaginar cuánto quisiera estar compartiendo este momento con ustedes, pero el Señor no lo quiso así, y él tendrá sus motivos.
Estoy segura, que cada una tiene varios recuerdos importantes en su vida, ligados a María del Carmen: gestos de cariño, enseñanzas, ejemplos, conversaciones interesantes… y es lo que hace que su partida la sintamos como una gran pérdida, aunque todas sepamos que ya había llegado el momento, que ella se empezó a ir desde hace un buen tiempo, y que ahora solo llegó al descanso bien merecido, después de una vida entera entregada a la misión de los SS.CC.

Se nos ha ido una de las grandes figuras de la Congregación.
¡Cuánto nos dio a cada una!
¡Cuánto entregó, compartió, ofreció…!
¡Cuánto le debemos nosotras, y tantos otros con los que ella estuvo y trabajó!
María del Carmen fue una gran mujer que, siendo joven, se consagró al Señor para siempre y vivió su vida en plenitud. De eso somos testigos. Vivió, con generosa entrega, todo lo que la Congregación le pidió, poniendo sus muchos dones al servicio de la misión: como mujer consagrada, profesora, orientadora, directora de colegio; como vecina en la población, como hermana, estudiosa y escritora, alguna vez…
Por eso hoy día tenemos mucho que agradecer.
¿Cómo no agradecer el amor a la Congregación que ella transmitía? ¿La pasión con la que hablaba de la Buena Madre, del nacimiento de la primera comunidad, de la llegada de las hermanas a Valparaíso?
¿Cuánto nos contagió con ese cariño en cualquier oportunidad que se presentara?
Y no solo de la Congregación hablaba… ¿Quién no sintió un poco de orgullo, alguna vez, al escuchar sus reflexiones en la televisión, sobre cualquier tema de la vida cotidiana? ¿A cuántos les habrá hecho bien con esos comentarios?
Varias de nosotras, entre las que me incluyo, llegamos a la Congregación por su testimonio de vida, por su alegría de mujer consagrada, por su compromiso con la renovación de la Iglesia después del Concilio, por su postura clara y evangélica en los difíciles tiempos de la dictadura,…
Es hora de agradecerle a Dios, todo lo que hizo en ella y a través de ella, y pedirle que la tenga ya gozando de la vida que él nos tiene prometida y que María del Carmen siempre esperó. Y pedirle también, que desde esa vida nueva, ella pueda velar por su Congregación, e interceder por todas las necesidades de la Iglesia, del país y del mundo, que a ella siempre le preocuparon.

Con todo cariño, les abraza, Patricia ss.cc.
Asís, 19 de noviembre de 2018

María Olga Mardones Gallardo

Nació el 4 de junio de 1933 e ingresó a la congregación de los Sagrados Corazones en 1953, luego de haber sido alumna del colegio de las hermanas. El 2 de febrero de 1958 hizo sus votos perpetuos en la ciudad de Viña del Mar. Murió de COVID el 5 de junio de 2020.

En un testimonio sobre su figura escrito por Paulette Desormeaux y Juan Francisco Riumalló, se puede leer:
Desde que era joven, María Olga siempre llevaba consigo una libreta negra forrada con un material semejante al cuero. Parecía ser la misma, pero en realidad tenía cientos de ellas que fue acumulando a lo largo de los años. Le gustaba apuntar cosas que le llamaban la atención mientras leía: citas, ideas o sus propias reflexiones. Las escribía con una caligrafía impecable que aprendió a los seis años con las monjas de los Sagrados Corazones, quienes la vieron crecer hasta convertirse en religiosa a los 22.

María Olga también usaba su libreta cuando hablaba con alguien: registraba las cosas que aprendía en una conversación, los detalles que la sorprendían o algún concepto que no le quedaba claro y que luego se dedicaba a investigar. Una tarde se sentó junto a su sobrina nieta, quien entonces era agnóstica y escuchaba música metalera, y le preguntó con auténtica curiosidad por qué usaba poleras negras con zombies y cadenas. La joven respondió que era porque le gustaban las letras de las canciones de Iron Maiden. «¿Y de qué hablan esas letras?», preguntó. «Mi favorita cuenta la historia de Alejandro Magno», le dijo Carola. La monja abrió mucho sus ojos. «Qué increíble, nunca me hubiera imaginado que hablaban de cosas así», le respondió.

A veces en sus libretas hacía bocetos de dibujos religiosos, que luego convertía en tarjetas para regalar a sus vecinos de los cerros de Valparaíso. Allí tuvo por años una pequeña oficina donde solía recibir a jóvenes homosexuales, algunos de ellos con VIH, a los que la Iglesia no siempre acogía. María Olga sentía que su institución había fallado en eso: «Para ella lo más importante era no prejuzgar a las personas», dice Carola. Con el tiempo llegó a ser Superiora Provincial, dirigiendo en toda Latinoamérica a las monjas de los Sagrados Corazones. A pesar de las diversas responsabilidades de su cargo, siempre se dio un tiempo para registrar en sus libretas todo lo que descubrió de las personas.